Presbiterio y Altar Mayor


 

El testero o presbiterio es de forma plana, aunque es posible que en el pasado tuviera un fondo circular. 

El actual retablo es obra moderna de estilo neobarroco, en madera y dorado: es obra de D. Clemente García y el tallista Manuel Paradela Segade. Está formado por base, predela, tres cuerpos y un ático, y se divide, a su vez, en tres calles, quedando sustentado por grandes columnas salomónicas y presenta una reproducción de cuadros religiosos del Museo del Prado, National Gallery de Londres y Hermitage. La descripción de abajo a arriba, y de izquierda a derecha:

  • Descanso en la huida a Egipto (Murillo, Bartolomé Esteban – 1665)
  • El nacimiento de la Virgen (Murillo, Bartolomé Esteban – 1660)
  • La curación del paralítico en la piscina probática, detalle (Murillo, Bartolomé Esteban – 1668)
  • La coronación de espinas (Anthony Van Dyck – 1618 – 1620)
  • Noli me tangere (No me toque), María Magdalena se encuentra con Jesús después de resucitado (Antonio Allegri da Coreggio – 1515)
  • Cristo abrazando a San Bernardo (Ribalta, Francisco – 1625 – 1627)
  • La coronación de la Virgen (Velázquez, Diego – 1648)

Altar Mayor – Foto de P. San Millán y San Cayetano

A los lados, tribunas regias en forma de balcones que fueron para el Consejo de Hacienda que ejercía el patronato sobre la iglesia en nombre del Rey, previamente ejercido por el Consejo de Italia hasta su desaparición. 

Altar Mayor. Detalle de escudo en lateral izquierdo. – Foto de P. San Millán y San Cayetano

Retablo actual – Foto de P. San Millán y San Cayetano

Altar mayor. Inmaculada – Foto de P. San Millán y San Cayetano

Altar Mayor. Cristo – Foto de P. San Millán y San Cayetano

Altar Mayor. Lateral Izquierdo presbiterio. – Foto de P. San Millán y San Cayetano

Altar mayor. Detalle vidriera lateral izquierdo presbiterio. – Foto de P. San Millán y San Cayetano

Altar mayor. Lateral derecho presbiterio. – Foto de P. San Millán y San Cayetano

Altar mayor. Vidriera lateral derecho presbiterio. – Foto de P. San Millán y San Cayetano

Las celosías de sus “Palcos” nos recuerdan su pasado conventual

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Altar mayor. Celosía lateral derecho presbiterio. – Foto de P. San Millán y San Cayetano


RESTAURACIÓN Y EVOLUCIÓN

Los teatinos abandonaron su casa propia sin verla, por decirlo así, terminada del todo, pues ya fuera por dificultades económicas u otras análogas, no pudieron hacerle un retablo que se correspondiera a la magnificencia de su iglesia.

El Diccionario geográfico de Madoz dice: “La capilla mayor ha estado sin retablo hasta el presente año en que se ha hecho uno de perspectiva; es sensible que de tantas iglesias que se han demolido no haya podido aprovechar un retablo mayor para este grandioso templo”. Como el pide imprenta de esta grandiosa obra es de 1847m esta es la fecha en que para sustituir la falta de un verdadero retablo se tuvo la extraña idea de hacerlo en perspectiva, es decir, pintado en el muro de cabecera. “El altar mayor aún no se ha hecho” dice también Madoz casi un siglo antes. No se ha podido saber, ni se sabrá, quien ejecutó aquella pintura, que sería desdichada. Después de 22 años, el muro se encalaría simplemente, quedando debajo la pintura.

Al sobrevenir el derribo de San Millán y el consiguiente traslado de sus penates a San Cayetano, en seguida se pensó en el retablo mayor de aquella iglesia, obra de la consabida Cofradía de las Injurias. Dicho retablo se construyó después del incendio de la iglesia San Millán en 1720.

El retablo estaba construido en nogal y obedecía a la escuela de Churriguera

Tenía seis grandes columnas de orden compuesto en dos grupos de a tres, dejando en el centro el camarín, donde se hallaba una imagen de Nuestra Señora de las Merced, y antes el Cristo de las Injurias. Cada grupo de columnas sostenía el extremo de un frontón de líneas curvas, y que no pasan de extremos puesto que no se continúan en el centro; sobre cada uno de ellos cabalga un ángel, mancebo de grandes alas abiertas, sosteniendo con ambas manos la cuerda de una lámpara. En el hueco del interrumpido frontón había un medallón tallado con la imagen de San Millán “matamoros” a caballo, pues así dice la leyenda que se presentó en la batalla de Simancas al ejército del Conde Fernán González, que venció. Sobre esta talla viene un escudo rematado en una corona real, en cuyo campo se vía, denotando la procedencia del retablo, la S y el clavo, símbolo de las Cofradías del Cristo. Se elevaba, por fin, un ático con ángeles en los extremos y con los indispensables trozos de frontón desviados hacia fuera, estando el todo coronado por un extraño trofeo de trompetas, lanzas y banderas, sobre el cual descuella un gallardete que ostenta una cruz roja de brazos iguales: la de Montesa al parecer.

En el primer cuerpo del retablo, dos cada lado de un grupo de columnas, estaban los cuatro profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, todos en violenta postura y ademán aireado, en tallas doradas y con labor de estofa, obras del escultor Roberto Michel; la imagen ecuestre del medallón de arriba es obra, según se decía, de Juan de Mena, y los ángeles de Raimundo Capuz. Subían a lo largo de los dos extremos del altar unos tableros dorados y tallados con raros paisajes.

Tanto la imagen de Nuestra Señora de la Merced como la de San Ramón realizada por Páramo provenían del Convento de la Merced, situado en la actual Plaza de Tirso de Molina. Luego fueron a la Iglesia de San Millán y, por último, a San Cayetano.

Este retablo, San Ramón y la mayor parte de sus imágenes fueron destruidas en 1936.

Retablo anterior a 1936. – Foto de Frikipiedras

Revista de arqueología, ISSN 0212-0062, Año nº3, Nº 19, 1982, págs. 32-33

Observación: Bibliografía en la página de nuestra web El templo

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